Anillos para una dama
En Anillos para una dama, Jimena ya ronda los cuarenta años, y, ya muerto el Cid, quiere hacer una nueva vida: desaparecer de la Historia y vivir aislada junto a la persona a la que quiere Minaya. Esto parece imposible porque, aunque el Cid ya Ha muerto, todo el mundo quiere mantenerlo vivo y piensan que si Jimena se casa con Minaya, deshonrara la memoria del Cid. Se puede observar que es una mujer valiente y con fuerte carácter, que no se calla nada y que ya esta harta de lo que le rodea y lo único que le apetece es “vivir” de una vez su vida.
Aunque ella dice que ama a Minaya, parece que, aunque es posible que lo quiera, lo que quiere sinceramente es rebelarse y ser feliz, ya que ve que su vida se acaba y que no ha vivido. A través de las múltiples reflexiones que hace durante la obra, se puede apreciar su inteligencia o su sabiduría sobre la vida.
Minaya.- Al igual que en el poema, Minaya es el sobrino y el brazo derecho del Cid, y, aunque el Cid ha muerto, le sigue siendo fiel y esta junto a su familia para defenderla cuando es necesario.
Según Jimena, Minaya es un cobarde en la vida, cosa que al final de la obra se observa claramente. Siempre ha estado enamorado de Jimena, e incluso antes de tener posibilidades de tenerla, ya renuncio.
En Anillos para una dama, Minaya se convierte en un símbolo de libertad para Jimena, ya que esta piensa que casándose con él puede ser de una vez libre y vivir su vida. Al terminar la obra se ve lo cobarde que es Minaya, que como siempre, renunciara la idea de ser feliz sin haber luchado por algo, ya que es Jimena la única que ha hecho algo para ser feliz junto a él.
Jerónimo.- Es un obispo francés, viejo y sordo. En Anillos para una