Argumentacion
Nos consideramos buenas personas, tolerantes y abiertas. Creemos que aceptamos a todo el mundo como es y que no hacemos diferencias porque otra persona sea de otra etnia, raza o estatus social. Pero no es así. Nuestra conciencia nos dicta unos sentimientos y, sin embargo, nuestro inconsciente se rige por otros gustos y preferencias. Por eso, lo que decimos muchas veces no es lo que realmente pensamos.
En la actualidad, juzgar por las apariencias es algo común y en cierto modo hasta justificable. Expertos en psicología afirman que este comportamiento es un recurso de nuestra mente para obtener cierta información de personas que no conocemos y por lo tanto también funciona como una barrera. Los estudiosos del tema afirman que hay razones para formar estos prejuicios y de ahí crear estereotipos, a pesar de que puedan estar equivocados con respecto a la realidad.
Por ejemplo,varios estudios han demostrado que hay una tendencia inconsciente a valorar más a los blancos que a los negros, así como también hay mayor preferencia a elegir a jóvenes que a ancianos.
En un nivel básico, juzgar a la gente por su apariencia significa que inmediatamente lo situamos en una categoría tan elemental como cuando identificamos que un animal es un perro o un gato.
La apariencia no define a un individuo porque el hombre es mucho más que eso, pero es una referencia para ocupar un lugar en un grupo social, una categoría o una clase, que le permite a un sujeto pertenecer a un círculo.
Todo círculo, como su nombre lo indica, es cerrado, por lo que sólo se puede entrar en él si los que lo integran aceptan el ingreso.
Especialistas aseguran que tradicionalmente, la mayoría de los estereotipos se dividen en dos vertientes: si las personas parecen buenas o malas.
La edad también juega un papel muy importante, las personas mayores son consideradas como