Dadaísmo
La primera guerra mundial será el detonante de una gran crisis ideológica y cultural del conjunto de la civilización europea. Aún antes de concluir la guerra, brotan aquí y allá los primeros retoños de una violentísima reacción contra los valores consagrados en el ámbito literario y artístico. (el Futurismo tuvo un carácter menos radical). En un café de Zurich, hallándose reunidos un grupo de amigos, entre ellos el poeta rumano Tristán Tzará(1896-1964), el pintor Jean Arp, Richard Huelsenbeck, Hugo Ball y Marcel Janco, el 8 de febrero de 1916 se decidió la fundación de un nuevo movimiento: Tzará al parecer abrió un diccionario y clavó un cortaplumas al azar. El vocablo señalado era DADÁ y ese fue el nombre del movimiento naciente. La primera revista del movimiento fue CABARET VOLTAIRE, y allí colaboraron los primeros cubistas. Las exposiciones dadá, generalmente consistentes en hierros retorcidos, clavos, recortes a manera de collage y todo tipo de objetos deliberadamente antiartísticos, (Marcel Duchamp, una de las más notables figuras de la vanguardia contribuyó a una exposición en Nueva York con un inodoro) buscaban el escándalo. La poesía dadá propugnaba la destrucción de toda retórica, de todo sentimentalismo y llegaba también a eliminar la significación lógica y la sintaxis académica. El culto del azar y de lo arbitrario llegaba al extremo de construir poemas con recortes pegados sin orden alguno. La doctrina fundamental de Dadá consistió en la necesidad de la destrucción de todas las estéticas y de todos los valores sociales y morales. Esta pura voluntad destructiva careció de la capacidad de remplazar en forma duradera los valores liquidados y por ello su vida útil fue breve., pero su cualidad de revulsivo fue probablemente superior a la de cualquier otro movimiento de la época. Fue un fenómeno típico de época de guerra, protesta contra la civilización que había llevado al conflicto bélico y por consiguiente una forma de