El espacio de libertad seguridad justicia
¿En qué etapa se encuentra el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia? Quizás pueda ser útil una comparación con la construcción del Mercado Interior. En 1985, el informe Ceccini sobre el “coste de la no Europa” denunciada las barreras todavía existentes a la libre circulación de mercancías, capitales, trabajadores y servicios. El Tratado de Roma se había firmado casi treinta años antes, el desarme arancelario interior era una realidad pero subsistían trabas de entidad suficiente (fiscales, por ejemplo) como para que no fuese posible hablar entonces, tal y como denunciaba el mencionado informe, de un auténtico Mercado Interior.
Quizás esté el Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia en ese mismo momento. Los logros han sido indudables, incluso sorprendentes, siendo su más claro ejemplo la libre circulación de personas en el Espacio Schengen. Lo que hoy nos parece una obviedad supuso la integración comunitaria en ámbitos tradicionalmente reservados a la soberanía estatal. Y es que hoy disponemos de instrumentos como la Orden Europea de Detención y Entrega, FRONTEX o EUROPOL que han demostrado sobradamente su utilidad; ¿significa ello que podamos hablar de un Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia?
El futuro Programa de Estocolmo, que fija las prioridades de la Unión en materia de Justicia e Interior para los próximos cinco años, debe responder a ese reto. Los dos programas anteriores, de Támpere y La Haya, supusieron dar el impulso político necesario: se asentaron entonces grandes principios como el reconocimiento mutuo y se estableció el ELSJ como objetivo final. Hoy, la situación es un tanto distinta: el proceso está avanzando de manera sólida pero es necesario definir el ritmo y la dirección adecuados. En modo alguno implica ello que el futuro Programa no deba lanzar grandes iniciativas; sino que tiene una tarea añadida: evaluar, racionalizar y concretar. En definitiva, se trata de traducir grandes conceptos en medidas concretas.
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