La dynamique de groupe
Habida cuenta que no se descarta otro cataclismo financiero mundial antes de agosto, el PP haría bien en tentarse la ropa y prepararse para un adelanto de las elecciones que podría venir forzado por una huelga general "salvaje", es decir, no controlada por los sindicatos mayoritarios.
Si quiere obtener una mayoría absoluta que le permita aplicar sus fórmulas para aliviar los efectos de la crisis y sacar a la economía española del albañal donde la ha metido el PSOE de Zapatero, el PP tiene que resolver antes de estas hipotéticas elecciones cuatro asuntos:
1 Dotar de credibilidad al liderazgo de Mariano Rajoy, poniendo fin a esa "medición de los tiempos" pacata e insulsa, que sólo sirve para ponerse de perfil, y no para proponer y defender una alternativa ante un electorado ansioso de ella.
2 Definir y defender claramente la posición del PP como partido "nacionalista español" dentro del respeto a la Constitución de 1978, con propuestas claras de racionalización de la estructura del Estado.
3 Recuperar el ascendiente sobre los "reyes de taifas" del partido e imponer una visión nacional a las políticas autonómicas; eso quiere decir que Javier Arenas tiene que renunciar a la defensa del PER o marcharse; que Ruiz Gallardón tiene que instaurar la disciplina de gasto en el ayuntamiento de Madrid o marcharse; que Alberto Núñez Feijóo tiene que cumplir sus promesas electorales o marcharse; que Alicia Sánchez Camacho tiene que asumir de manera valiente la impugnación del Estatut ante el Constitucional, o marcharse; que José Ramón Bauzá limpie de escoria el PP balear y recupere la iniciativa moral o se marche; y que Francisco Camps se marche o sea suspendido de militancia por el Partido.
4 Detallar su plan de salida de la crisis, con explicaciones claras destinadas, a través de los medios de comunicación nacionales e internacionales, a los votantes españoles, a los grandes inversores y a los dirigentes políticos de nuestros