Ruben dario
En el primero artículo titulado La encarnación lírica de la mujer modernista, Alberto Acereda plantea que la visión de la mujer evolucione con el Modernismo al final del siglo XVIII, la mujer que era el símbolo de pureza y de castidad se convierte desde entonces en la encarnación del mal y del deseo erótico. En el ámbito del Modernismo, la visón de la mujer es una visión muy patriarcal pero también descarda y liberadora ya que la mujer deja de ser un ente sumiso al hombre para superarlo y, a veces, controlarlo. Esos rasgos poéticos de la encarnación femenina en el Modernismo finisecular se encuentren en la poesía del poeta nicaragüense, Rubén Darío. Según el autor, Rubén Darío considera el cuerpo de la mujer como “reencarnador del misterio del universo” . En la poesía rubendariana, el acto sexual representa un medido para llegar a acercar la divinidad. En su obra, el poeta recurre a la figura de la mujer para descifrar el misterio. La mujer, para Darío, encarna a la vez lo sagrado y lo profano. Esta doble concepción de la mujer como símbolo del bien y del mal es recurrente en toda su obra. El bien está siempre representado en sus poemas por la imagen de la mujer sirena que se enfrenta a la imagen de la mujer esfinge. La sirena simboliza lo sagrado, la seducción que lleva al más alto amor. Mientras que la esfinge, verdadera figura del mal, de la destrucción, evoca una seducción meramente sensual y da un sentido negativo al amor. Además, los psicoanalistas consideran a la esfinge como el símbolo del carácter enigmático de la sexualidad. Por supuesto, en la obra poética de