Situación, personajes e imágenes vinculados a lo absurdo en "esperando a godot".
Introducción
Esperando a Godot se considera una obra del teatro de lo absurdo, aunque al propio Beckett le molestara esta etiqueta. Pretendía crear una obra vacía de asideros y elementos de distracción, de manera a evitar que el espectador se centrara en elementos externos al propio diálogo.
La obra pone en escena a dos vagabundos, Vladimir y Estragon, que esperan en el borde de una carretera a un personaje llamado Godot, que nunca comparecerá y cuya existencia llega a ponerse en duda. No se sabe tampoco cuál es el vínculo que une los personajes a Godot y qué asunto tienen que tratar con él.
La espera se ve distraída por la aparición de la pareja Pozzo-Lucky en la primera y segunda parte, así como de un chico que aparece casi al final de cada uno de los actos para anunciar que Godot no vendrá hoy sino mañana. La sucesión ordenada de personajes secundarios confiere una estructura cíclica a la obra, que pone en relieve la falta de significado de la espera, amueblada por hechos intrascendente que simbolizan el devenir de la existencia y manifiestan su inconsecuencia.
Esta obra fue publicada durante una postguerra fuertemente marcada por el exterminio nazi. Los personajes en una ocasión aluden a “cadáveres” y “fosas comunes” hacia donde es mejor no mirar aunque “atraen el ojo”. Analizando el curso de sus pensamientos, concluyen que han debido “ponerse a pensar un poco”, lo que les trajo a la memoria la existencia de las famosas fosas. La escena parece referirse a la humanidad intentando olvidar las atrocidades de las que era responsable. Por ello, Vladimir y Estragon intentan evitar pensar, es decir, sufrir, pero por ello mismo el sinsentido total de sus existencias, que se podría vestir de algo de dignidad al asumir su verdad, se enfatiza aún más.
Como los dos vagabundos, la humanidad sabe que la vida está desprovista de significado, y como ellos, se resiste a admitirlo,