La communauté japonaise en américe latine: étude du cas péruvien (caroline ballester - version espagnole)
El estudio de las relaciones internacionales, en su aproximación más tradicional, se suele desenvolver en un marco metodológico específico. Este se enfoca principalmente en los aspectos formalizados de las diferentes interacciones entre actores internacionales. Se trata entonces en este contexto de prestar una particular atención a las relaciones diplomáticas y políticas, a los intercambios financieros y comerciales, a la dimensión militar y estratégica de los posibles asuntos conflictivos o de cooperación. De esta trama de interacciones se desprende el protagonismo central de actores oficiales o gubernamentales, que se ven por consecuencia definidos como los agentes por excelencia de las relaciones internacionales, además de ser sujetos reconocidos por el Derecho Internacional.
Las relaciones entre Japón y América Latina se podrían supuestamente estudiar bajo un ángulo similar. En el caso que nos interesa, el de la República de Perú, cabría mencionar, entre otros hechos, el establecimiento de relaciones diplomáticas entre los dos países en 1873, su participación común a organismos de cooperación regional e internacional, como por ejemplo la APEC, así como la evolución de los intensos flujos financieros y comerciales entre ellos.
Sin embargo, estas relaciones revisten una cierta singularidad si añadimos una nueva dimensión a su análisis. En efecto, la introducción del factor humano permite alcanzar una comprensión más profunda de la realidad internacional, y ello se traduce concretamente en nuestro caso por la presencia en Perú de una grande comunidad de descendientes japoneses.
América Latina es de hecho la zona que cuenta con la mayor diáspora japonesa en el mundo. Esta comunidad, conocida bajo el nombre de nikkei, es fuerte de un millón de personas, de los cuales 80 000 residen en Perú, éstos representando la segunda concentración de nikkeis en el continente latinoamericano, después de Brasil.
Entonces,