San fermin
La misma tarde, cenarle, la madre le contó a su hijo y a su marido su agresión. El hijo, vergonzoso, guardó el cabizbajo y fijó su plato porque sabía que le era el agresor. No se atrevía tampoco a reconocer lo que había hecho porque en el mismo momento su padre dice que si coja al chico que había hecho, zanjaría el problema a base de palo.
Una tarde, el padre encontró al drogadicto que había robado a su mujer y comenzó a cocearle de golpes. Es sólo en el momento en el que la policía llegó que el padre visto la cara de la persona que estaba golpeado, alumbrado por los faros de los coches policía. Vive mientras que el drogadicto no era nadie más que su propio