Análisis de ensayo
En junio de 2007, Beatriz Sarlo publica un artículo periodístico en Clarín con el título “¿ Cómo se escribe ‘golosinas’ ?”. En este, la escritora y ensayista desarrolla una argumentación crítica sobre la ortografía, la expresión oral, el discurso espontaneo y defiende la idea de que el uso de la espontaneidad del lenguaje es incompatible con un aprendizaje o conocimiento profundizado de una lengua y de su ortografía.
El título del artículo, que es una pregunta retorica, es un modo original de llamar la atención del lector por lo irónico que es. Es así que Sarlo introduce la anécdota sobre los tres carteles de kiosco con tres ortografías diferentes de la palabra “golosinas”. El protagonista de ese relato es designado por el pronombre indefinido “Alguien”, que permite implicar toda categoría de persona (más el lector) en una confrontación con una ortografía considerada incorrecta que puede surgir en la vida cotidiano (por eso, se usa esa anécdota como ejemplo). Por lo tanto, Sarlo “desculpabiliza” el autor de tal ortografía con la expresión : “Sin embargo, no hay motivos para desconfiar de mi interlocutor.” El marco de modalidad “sin embargo”, que demuestra certeza, permite a la escritora (implicada en el pronombre “mi”) establecer una relación de confianza con su lector, potencialmente susceptible de violar la ortografía.
Esa estrategia ayuda a Sarlo a enfocarse sobre los jóvenes, designados por el nombre “adolescencia”, y principalmente los estudiantes; el término “universidad” refiere de hecho al universo educativo en el cual la lengua es estudiada por sus jóvenes alumnos. Una vez más, Sarlo generaliza el problema de la mala ortografía con otro pronombre indefinido : “cualquiera que haya corregido exámenes escritos en la universidad sabe que la ortografía no es una destreza distribuida igualitariamente entre los alumnos”. Con la voluntad de hacer con que nadie se sienta culpabilizado sobre el tema ortográfico,