Recuerdos del espanol
Yo descubrí que mi única patria posible era mi idioma. No hay fiesta mayor que una reunión de hispanohablantes llegados de todos los confines de nuestra lengua. Escucharles nombrar las mismas cosas con el tesoro infinito de nuestros sustantivos, comprobar que el uso de los adjetivos y de los tiempos verbales se corresponden plenamente con sus realidades telúricas y que no vacilan en incorporar giros amerindios genera una feliz sensación de pertenencia a una cultura que no se encuentra en los museos, sino una cultura de hoy, que se hoy y mañana, a toda hora, en un formidable esfuerzo aglutinador, porque el español no se defiende con la exclusión y es un idioma para comprender y nombrar el universo. Que algunos insistan en llamar castellano al idioma que liga sentimentalmente a gente de tres continentes me parece un desconocimiento, o un afán conservador destinado a avejentar al idioma más joven y dinámico de todos los que se hablan sobre la Tierra.
El castellano es un dulce