el problema estaba como llegar a ser un mulligan siendo un zambo. antes que nada habia que dezambarse. el asunto del pelo no le fue muy dificil : se lo tino con agua oxigenada y se lo hizo planchar. para el color de la piel ensayo almidon, polvo de arroz y talco de botica hasta lograr el componente ideal. pero un zambo tenido y empolvado sigue siendo un zambo. le faltaba saber como se vestian, que se dacian, como caminaban, lo que pensaban, quienes eran en definitiva los gringos. lo vimos entonces merodear, en sus horas libres, por lugares aparentemente incoherentes, pero que tenian algo en comun : los frecuentaban los gringos. unos lo vieron parado en la puerta del country club, otros a la salida del colegio santa maria. lucas de tramontana juraba haber distinguido su cara tras el seto del campo de golf, alguien le sorprendio en el aeropuerto tratando de cargarle la maleta a un turista, no faltaron quienes lo encontraron deambulando por los pasillos de la embajada norteamericana. esta etapa de su plan le fue preciosa. Por lo pronto confirmo que los gringos se distinguian por une manera, de deportiva, confortable y poco convencional. Fue por ello uno de los primeros en descubrir las ventajas del blue jeans, el aire vaquero y varonil de las anchas correas de cuero rematadas por gruesas hebillas, la codidad de los zapatos de lona blanca y suela de jebe, el encanto colegial que daban las gorritas de lona con visera, le frescura de las camisas de manga corta a flores o anchas rayas verticales, la variedad sello pandillero, provocativo u despreocupado que se desprendia de las camisetas blancas con el emblema de una universidad norteamericana.
Pelo planchado y tenido, blue-jeans y camisa vistosa : Roberto estaba ya a punto de convertirse en