Aurore
Así explica el argentino Carlos por qué emigró a España hace dos años. “Estábamos mal en Argentina.
Aquí sabés que lo que hoy cuesta cincuenta, mañana costará cincuenta, y el mes que viene, y al otro”, señala. “Vos no te podés levantar una mañana y que lo que ayer costaba 50 al otro día cueste 150. Eso no es vida”.
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La noticia surgió en 2000 a 21 kilómetros de Foz-Calanda, en
Aguaviva. Este pueblo fue pionero en la repoblación con inmigrantes.
Su alcalde, Luis Bricio, del PP, hizo un llamamiento a familias que ayudasen a paliar el éxodo que les había llevado en 70 años a perder las dos terceras partes de su población. “Nos dimos cuenta de que en 20 años el pueblo estaría desierto. Se iban entre 20 y 30 habitantes al año y teníamos
600”. Así que voló a Argentina y se trajo a 10 familias,
Pero lo cierto es que la bienvenida entre los lugareños no fue muy calurosa. “La gente del pueblo, que está acostumbrada a dejar las puertas de las casas abiertas, pensaba que tendría que cerrarlas.
Estaban muy disgustados”,
“pero al final, al ver las dificultades con las que se encontraban las familias, terminaron llevándoles hasta comida”.
Andrea y Marcelo fueron los primeros de su familia en llegar a
Foz-Calanda
Ellos han solucionado bien su situación. Junto a otra pareja de vecinos, también inmigrantes, han abierto en Alcañiz la franquicia de una empresa de mensajería en la que todos trabajan. “No tratamos demasiado con la gente del pueblo”, explica Natalia,
“también argentina, se trasladó a la zona, a Alcañiz, y acaba de abrir un locutorio con conexión a
Internet. Charla con Andrea, mientras su esposo, Diego, lo hace con Marcelo. De su charla se desprende que tampoco se venmucho entre ellos. “No hacemos piña los argentinos. Nosotros somos muy de estar en casa”, explica el padre de Andrea.
“Tampoco tenemos costumbre de ir al bar y eso les sorprende a los lugareños. Aquí es el