Aprendizaje humano
I. Intencionalidad: Fernando Savater sostiene que el ser humano no es un ser simplemente biológico. Un ser humano nace humano, pero no logra serlo del todo hasta no alcanzar una confirmación posterior, el contacto con sus semejantes. Esta característica es la que Savater llama la segunda gestación, es decir, luego del útero materno, el ser humano debe entrar en contacto con una matriz social en la que se cría para devenir finalmente un humano. Este proceso de humanización del ser funciona gracias a que los miembros de la sociedad humana adoptan el rol de modelos para los más jóvenes, este proceso se desarrolla de manera intencional. De esta manera, los mayores obligan a los menores a prestar atención para aprender lo que hay que hacer y mediante estímulos –de placer o de dolor- educan. Dicho de otro modo, según Savater, toda acción en la sociedad tiene intención pedagógica y determina al ser desde su niñez dependiendo de la comunidad en la que nazca. Lo característico del ser humano sería, en esta perspectiva, que el proceso de educar y aprender es inagotable.
II. Adscripción a la ignorancia: Hemos afirmado que el ser está permanentemente aprendiendo. Otra característica del ser humano es que no sólo tiene la capacidad de aprender y de saber lo que saber, sino que además pueden percibir y corregir la ignorancia de lo que aún no sabe o de lo que cree que sabe erróneamente. Esta idea genera en el ser humano una pretensión y lo impulsa a continuar aprendiendo. Y, por carácter transitivo, un esfuerzo por enseñar. La ignorancia es el motor por el cual un ser sigue enseñando y otro ser aprendiendo. Un conocimiento se vuelve rentable en la medida en que se considera que otro ser no lo posee aún. Dada su condición de ser gregario, el humano tiene la vocación de compartir lo que ya sabe enseñándolo a los menores para que